Un resplandor del cielo le hizo caer del caballo a Saulo dejándolo ciego, mientras él y los que cabalgaban con él oían una voz que decía Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y Saulo se bautizó.
Igualmente ha pasado con la norma UNE 19601, su publicación ha cegado a muchos y les ha hecho convertirse a la gestión, contra la que, al igual que Saulo, anteriormente renegaban decidiendo que compliance era simplemente un tema penal.
A muchos otros les ha decepcionado, esperaban que les solucionará todas las dudas y problemas y, sin embargo, se han encontrado simplemente con una norma de gestión. ¿Qué esperaban? Como es lógico, si no estás acostumbrado a manejar sistemas de gestión normalizados, cuando la lees por primera vez, te deja desconcertado.
Recuerdo cuando, ahora hace 30 años, ley por primera vez la norma de calidad ISO 9001, no entendí su terminología, no entendí lo que quería decir, ni para que servía, en resumen, no entendí nada. Y, para que engañarnos, me costó tiempo entenderla.
Las normas no son un curso, no son una guía; las normas no nos dicen cómo hay que hacer las cosas (aunque las normas de compliance se hayan empeñado en incluir Anexos interpretativos); las normas son simplemente un conjunto de requisitos que quien quiera diseñar un sistema conforme a ellas debe cumplir.
En estos 30 años he visto como se han ido publicando nuevas normas de gestión y adaptando otras a las nuevas estructuras de alto nivel de ISO y me he dado cuenta que hay dos tipos de profesionales, los que se enrocan en la norma, la burocratizan y la complican para darle valor a su trabajo pretendiendo adaptar las organizaciones a la norma y, los que la trabajan y analizan para encajarla adecuadamente en las organizaciones. Estos últimos, diseñan sistemas sencillos y útiles, poco burocráticos y manejables que añaden valor a las organizaciones, para lo cual, aunque se basen en la norma, adaptan el sistema a la organización.
Generalmente cuando nos iniciamos en sistemas de gestión estamos en el primer grupo de profesionales, pero luego con el tiempo evolucionamos hacia el segundo grupo, aunque por desgracia algunos se quedan toda la vida en el primer grupo, quizás porque es más cómodo.
En otros sistemas de gestión, la mayoría de las veces se diseña para que le guste al auditor de la certificadora más que para que le sirva a la empresa. En compliance podemos caer en el mismo error, diseñando los sistemas para que les gusten a los auditores y los jueces, aunque realmente no le sean útiles a las empresas y, esto generará nuestra perdición, ¿van a ser capaces las empresas de mantener sistemas compliance burocrátizados? ¿Volveremos a confundir sistema de gestión con documentación del sistema? El futuro del compliance penal, está en nuestras manos.
Autor: Juan Carlos Bajo Albarracín
Vicepresidente de la World Compliance Asociation
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