Telefónica, la empresa multinacional de telecomunicaciones más importante de Europa, participa como patrocinador oro en el Congreso Nacional de Compliance Officers que se celebrará en Madrid el próximo 13 de junio.
La compañia, española y con sede en Madrid, opera en 16 países y tiene presencia en 24, dando servicio a más de 356 millones de clientes. Telefónica se define como una compañía sensible a los nuevos retos que exige la sociedad actual y que ofrece los medios para facilitar la comunicación entre las personas, proporcionándoles la tecnología más segura y de vanguardia, para que vivan mejor y consigan lo que se propongan.
Manuel Crespo de la Mata, licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, ha realizado funciones jurídicas durante toda su carrera profesional, tanto en despacho como en asesoría de empresa, y desde 2005 ha ocupado diferentes posiciones en el Grupo Telefónica. Entre 2012 y 2016 fue Secretario General de Telefónica para Latinoamérica. En febrero de 2016 fue nombrado Chief Compliance Officer global, y desde septiembre de 2017 ocupa asimismo la posición de Delegado de Protección de Datos (DPO) del Grupo.
¿Cuáles son los principales retos en materia de compliance que se ha encontrado en Telefónica?
Como en cualquier otra compañía, los retos en materia de cumplimiento son inabarcables. El punto de partida es, en mi opinión, muy bueno, pero obviamente hay muchísimas cosas que, razonablemente enfocadas, pueden continuar fortaleciendo los estándares de cumplimiento del Grupo en todas sus vertientes. Ése es nuestro principal objetivo.
¿Cuál es la situación del compliance dentro de Telefónica? ¿Y dentro de su sector?
En Telefónica, tenemos una estructura de Compliance tanto en la Corporación, donde prestamos servicios globales, como en las Operaciones donde estamos presentes. Mi posición reporta directamente al Consejo de Administración a través de la Comisión de Auditoría y Control.
Telefónica presta sus servicios en el sector de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), donde el Compliance está creciendo cada vez más.
¿Qué objetivos se plantea la empresa en materia de desarrollo de su sistema de cumplimiento?
Nosotros tenemos dos objetivos fundamentales. Como antes señalaba, el más importante de ellos es el de continuar reforzando la cultura de conocimiento y observancia de las normas éticas y jurídicas. Tenemos también un objetivo instrumental, que no es en absoluto incompatible con el anterior, y que consiste en generar mecanismos de defensa para la propia compañía. Creo que las funciones que desarrollamos sirven adecuadamente ambos objetivos.
¿Por qué decide Telefónica implicarse en un congreso de estas características?
Telefónica es una organización absolutamente comprometida con el Compliance, entendido como un conjunto de funciones que proveen a la compañía de un entorno de control razonable en aras a prevenir riesgos de cumplimiento. En la medida en la que Telefónica no está sola en ese desafío, sino que, por el contrario, se trata de un desafío que debe implicar al conjunto del tejido empresarial, Telefónica está encantada de apostar por la celebración de foros en los que diferentes actores tengan la oportunidad de intercambiar experiencias y conocimientos sobre esta materia.
¿Cree que es rentable hacer inversión en compliance?
Sí. Aunque a priori pudiera parecer lo contrario, toda inversión que una compañía realice en Cumplimiento le reportará réditos a medio y largo plazo. Esto es particularmente relevante en las compañías cuyo valor de mercado es medido por inversores cada vez más cualificados que, a la hora de apostar por unas u otras inversiones, se decantan por aquellas que han generado un entorno de seguridad.
¿Cree que las empresas españolas dan la importancia que se merece al compliance?
Poco a poco. No podemos pretender hacer todo desde el primer día. Para las empresas españolas, que cada vez son en mayor medida un referente en otros países (por ejemplo, en Latinoamérica), las sucesivas modificaciones del Código Penal para introducir el instituto de la responsabilidad penal de las personas jurídicas supusieron un trampolín para el desarrollo de la función. De lo que se trata ahora es de entender que, una vez lanzados a la piscina desde dicho trampolín, la distancia es larga y los objetivos son ambiciosos, pero claramente merecen la pena.
Desde la World Compliance Association agradecemos a Manuel Crespo sus respuestas y a Telefónica su participación como patrocinador en el congreso.
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